Vivimos en una sociedad anegada por la estética publicitaria, tanto jóvenes como adultos se encuentran en ocasiones sometidos a la esclavitud de la belleza impuesta por un mundo enfermo que negamos ver y envolvemos con papel de regalo. La falta de seguridad y objetividad nos lleva en muchos casos a castigar nuestro cuerpo hasta límites inimaginados, sintiéndolo como una carga y sin permitir que mantenga el equilibrio con el entorno, y con nuestra mente.
El artista parisino Jéremie Baldocchi hace de lo cotidiano, de las pequeñas manías, de los hábitos de las personas y ¿por qué no? de lo absurdo de ciertas situaciones, su principal fuente de inspiración.Esos lugares acogedores, de colores brillantes en los que muestra a sus personajes, intentan albergar de una manera cálida esa respuesta de malestar que experimentamos cuando tenemos ante nosotros cuerpos deformados, asimétricos o sencillamente “socialmente incorrectos”. El artista intenta con este trabajo revelar su visión acerca de las obsesiones humanas, advertir de su pasión por la estética “kitsch” y retar al espectador a posicionarse ante sí mismo y reflexionar acerca de lo que el reflejo del mundo causa en su interior.
Vivimos en una sociedad anegada por la estética publicitaria, tanto jóvenes como adultos se encuentran en ocasiones sometidos a la esclavitud de la belleza impuesta por un mundo enfermo que negamos ver y envolvemos con papel de regalo.
La falta de seguridad y objetividad nos lleva en muchos casos a castigar nuestro cuerpo hasta límites inimaginados, sintiéndolo como una carga y sin permitir que mantenga el equilibrio con el entorno, con nuestra mente.
Jéremie Baldocchi hace de lo cotidiano, de las pequeñas manías, de los hábitos de las personas y ¿por qué no? de lo absurdo de ciertas situaciones, su principal fuente de inspiración.
Esos lugares acogedores, de colores brillantes en los que muestra a sus personajes, intentan albergar de una manera cálida esa respuesta de malestar que experimentamos cuando tenemos ante nosotros cuerpos deformados, asimétricos o sencillamente “socialmente incorrectos”.
El artista intenta con este trabajo revelar su visión acerca de las obsesiones humanas, advertir de su pasión por la estética “kitsch” y retar al espectador a posicionarse ante si mismo y reflexionar acerca de lo que el reflejo del mundo está haciendo en su interior.