R.C.C. _ Dourone

El joven artista Dourone nos muestra la posibilidad de yuxtaposición entre arte y fantasía. RCC – Retro con Contemporáneo muestra una serie de retratos de los personajes que habitan en su mundo imaginario como un recuerdo de alguna vida pasada. Un mundo que quizás sea un estado del espíritu, un modo de vida impregnado de libertad de pensamiento y expresión. Una libertad que ha venido expresando a lo largo de los años a través del street art ofreciéndonos, mediante pequeñas puertas con su pintura en la calle, la entrada a mundos irreales.
Con esta serie de retratos exquisitamente cuidados y elaborados para esta exposición nos brinda, una vez más, la posibilidad de adentrarnos en su fantasía a través de esa mágico hueco que el artista deja abierto en los ojos de los personajes, y de disfrutar de historias imaginarias quién sabe en qué momento y en qué lugar.

El objeto en la obra de un artista, lleva siendo motivo de debate desde la década de los sesenta entre los seguidores de fluxus y los fieles al arte formal. El joven artista Dourone nos muestra la posibilidad de yuxtaposición entre ambas corrientes. Dejando a un lado el concepto, se adentra en un estado de fantasía retratando alguno de los personajes que habitan en su mundo imaginario “Retro con Contemporáneo”. La imagen y la indumentaria de estos personajes quizás viene inspirada por el recuerdo instalado en un recóndito lugar de su mente en el que tiene almacenada información de alguna vida pasada. Un mundo que quizás sea un estado del espíritu, un modo de vida impregnado de una soberbia libertad de pensar, de expresar y de elegir. La frescura de cada una de sus piezas puede deberse a la falta de disciplina técnica, que el artista nunca ha perdido, al no dejarse influenciar por una educación artística convencional y referentes que hayan condicionado su evolución. Una libertad que ha venido expresando a lo largo de los años a través del street art; ofreciéndonos mediante pequeñas puertas, con su pintura en la calle, la entrada a mundos irreales. Con esta serie de retratos, exquisitamente cuidados y elaborados para esta exposición, nos brinda, una vez más, la posibilidad de adentrarnos en su fantasía, a través de ese mágico hueco que Dourone nos deja abierto en los ojos de alguno de los personajes, y de disfrutar de historias imaginarias, quién sabe en qué momento y en qué lugar.