V Soy señal comprimida, soy residuo tecnológico _ Elena Gaztelumendi

Nunca pensó que su nacimiento fuese a determinar su existencia, pero los años le han dado la razón con esta hipótesis. Dice haber nacido por error, y que el error ha sido determinante a lo largo de toda su vida, incluida su profesión. Fue un error quien le hizo dejar los estudios a los 16 años, y puede que fuese otro quien le hiciese volver a retomarlos convencida de querer estudiar bellas artes y dedicarse, como ella dice a ‘hacer cosas’, algo que llevaba haciendo toda la vida pero a lo que no le había encontrado significado. Cree seguir sin haberlo encontrado, pero ahora sabe que es porque no lo tiene. Un error le llevó a estudiar a Salamanca, dónde apenas aprendió arte digital, tema sobre el que giraba su obra, así que al acabar la carrera, decide viajar  a Valencia para adentrarse a fondo en este mundo y doctorarse en Artes Visuales e Intermedia. Su obra, como es obvio, habla del error. El error digital, el error corporal, el error que hace que las cosas sean como son, y no diferentes. Una pequeña parte de estos errores nos la muestra con esta instalación, cuyo objeto es el debate actual en torno al cuerpo.  La desmaterialización que sufre al comunicarse en “telépolis”. Actualmente comenzamos a tener una vida virtual a través de un medio en el que no existe el cuerpo como objeto y por tanto nos convertimos en información digital que viaja a través de la red.

Las palabras de Alberto Caballero, definen perfectamente los límites de este trabajo, no solamente se trata de virtualizar la realidad, las acciones propias del sujeto, sino de hacerlo participar de una realidad instalada en la que pueda interactuar: realizar lo virtual quiere decir instalar lo virtual, realizarlo.

Nunca pensó que su nacimiento fuese a determinar su existencia, pero los años le han dado la razón con esta hipótesis. Dice haber nacido por error, y que el error ha sido determinante a lo largo de toda su vida, incluida su profesión. Fue un error quien le hizo dejar los estudios a los 16 años, y puede que fuese otro quien le hiciese volver a retomarlos convencida de querer estudiar bellas artes y dedicarse, como ella dice a ‘hacer cosas’, algo que llevaba haciendo toda la vida pero a lo que no le había encontrado significado. Cree seguir sin haberlo encontrado, pero ahora sabe que es porque no lo tiene. Un error le llevó a estudiar a Salamanca, dónde apenas aprendió arte digital, tema sobre el que giraba su obra, así que al acabar la carrera, decide viajar  a Valencia para adentrarse a fondo en este mundo y doctorarse en ‘Artes Visuales e Intermedia ‘. Su obra, como es obvio, habla del error. El error digital, el error corporal, el error que hace que las cosas sean cómo son, y no diferentes. Una pequeña parte de estos errores nos la muestra con esta instalación, cuyo objeto es el debate actual en torno al cuerpo.  La desmaterialización que sufre al comunicarse en “telépolis”. Actualmente comenzamos a tener una vida virtual a través de un medio en el que no existe el cuerpo como objeto y por tanto nos convertimos en información digital que viaja a través de la red. Las palabras de Alberto Caballero, definen perfectamente los límites de este trabajo:

“No solamente se trata de virtualizar la realidad, las acciones propias del sujeto, sino de hacerlo participar de una realidad instalada en la que pueda interactuar: realizar lo virtual quiere decir instalar lo virtual, realizarlo”.